Con el agua al cuello de Lanzarote
La noticia de que una de las plantas desaladoras del Consorcio del Agua, que explota Canal Gestión, en el complejo industrial de Punta de los Vientos en La Caleta, ha colapsado de manera parcial ha levantado todas las alarmas de lo que ya todos coinciden en calificar en el principal problema al que se debe dedicar la recién aterrizada administración de Oswaldo Betancort. Es el principal regalo envenenado que le ha dejado la socialista Dolores Corujo a Lanzarote y a su sucesor. Ahora el problema es del PSOE, dentro de cuatro años será de CC si no es capaz de buscar soluciones a la modernización del ciclo integral del agua (producción de agua dulce y tratamiento del agua residual).
Lo peor es que la gravedad de la situación del agua en Lanzarote no tiene soluciones mágicas, y mucho menos rápidas. Pero peor aún que eso, que ya es para temblar, es que mientras sigamos abriendo el grifo y siga saliendo un chorro de agua no tendremos consciencia de la dimensión real del problema que se avecina a Lanzarote y a su industria turística. Como las llamadas estrellas muertas que vemos su luz pero que ya murieron hace años ocurre con el colapso en el que ha entrado el sistema de producción y distribución del ciclo del agua de Lanzarote, que hace tiempo está muerto pero que las fatales consecuencias no se podrán vislumbrar hasta dentro de uno o dos años, si el nuevo equipo de Oswaldo Betancort no hace antes un milagro.
Realmente hemos vuelto al pasado cuando gobernaba el PSOE con el PIL y a la presidenta socialista Manuela de Armas no le quedó más remedio que declarar Inalsa en concurso de acreedores para evitar el colapso del agua. Se debía dinero a todo el mundo; a Hacienda, Seguridad Social y proveedores. Estos últimos ya no le fiaban ni una simple tacha a la empresa pública bandera de Lanzarote. El cuento de la respuesta a la ruina en que se encontró Pedro San Ginés como presidente del Cabildo ya es conocido. Al Consorcio del Agua de Lanzarote, propietaria de Inalsa, con la llegada de San Ginés no le queda más remedio que sacar a concurso el ciclo integral del agua en 2013 que recae en Canal Gestión Lanzarote, quien se ve obligada a poner 50 millones de euros para pagar las deudas de Inalsa, y se compromete a pagar otros 50 millones de euros, en un plan de renovación de redes. Se salvan los muebles, Lanzarote respira pero en los últimos 4 o 5 años la situación empieza a deteriorarse, no se invierte casi ni un euro en renovación de redes, el principal problema dado que de cada 100 metros cúbicos, 55 no se factura, se pierde. No sólo un desastre económico sino uno de los principales problemas medioambientales de la isla, pues se están quemando miles de litros de fuel contaminante innecesariamente.
Un problema que se ha dejado pudrir durante los últimos años por las rencillas políticas y ajustes de cuentas del PSOE contra CC pues, en lugar de embarcarse la administración de Dolores Corujo en buscar urgentes soluciones a la red obsoleta (más de 30 años de antigüedad) con planes plurianuales de sustitución de tuberías, dedicó sus cuatros años, con sus días y sus noches, a ver como hundía a Canal Gestión por ser una criatura de San Ginés. De hecho, si no es por el acierto de nombrar a Andrés Stinga como responsable del Consorcio del Agua de Lanzarote, que logró meter cordura donde sólo había odio, hoy estaríamos aún peor.
La realidad es que el agua puede fallar en cualquier momento, que las plantas desaladoras están cogidas con alfileres, que el 70% de las tuberías están bizcochadas, que La Graciosa puede de nuevo quedarse sin agua en las próximas semanas si se rompe la famosa tubería submarina, que las plantas de regeneración (depuradoras) están colapsadas y que los agricultores, que ya tienen racionada el agua de riego, lo van a pasar peor. A todo eso se suman los más de 15 millones de deuda a Canal Gestión por la medida política de los socialistas de no actualizar las tarifas del agua. Ha subido la luz, el combustible y los sueldos del personal, los principales costes de la producción junto con el mantenimiento, y no ha subido desde hace más de 10 años el agua al consumidor por puro populismo. A Oswaldo le toca jugar con la más fea, pero es preferible que el agua sea un poco más cara a que llegue el día que abramos el grifo y solo salga aire.