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Coches en La Graciosa

 

 

Los vecinos de La Graciosa piden una mayor señalización para evitar los problemas, escasos pero que a veces se ocasionan en algunas calles. Sobre todo en los meses de verano. Además, en el mes de julio, los turistas se quedaban sin los llamados “taxis”, o jeeps, que los trasladaran a las diferentes playas de la octava isla porque estos coches no habían pasado, en su mayor parte la ITV. Al margen de que el tema de los taxis se solucionara, las cuestiones planteadas daban paso a una nueva pregunta: ¿hay ya demasiado coches en La Graciosa? ¿Debería regularse el número de vehículos?

 

Lo cierto es que puede ser que la respuesta sea afirmativa y que, además, se dé el caso de que muchos de los vehículos que destinan a la octava isla se encuentren en condiciones técnicas deficientes. Todo esto aderezado por el hecho de que La Graciosa tiene un PRUG suspendido y que nació  desfasado con la realidad. Hoy por hoy, los gracioseros no tienen normativa por la que regirse y los limites no están marcados.  Falta una ordenanza municipal que regule varios aspectos del día a día.

 

Es el momento de empezar a ofrecer soluciones factibles. Y con factibles queremos decir que se abstengan de opinar los partidos que consideren que los gracioseros deberían volver a ir en burro y a llevar el pescado sobre la cabeza. No se trata de volver al pasado, todos tenemos derecho a ciertas comodidades, también los habitantes de La Graciosa. Lo lógico sería que los partidos políticos serios se pusieran de acuerdo para poner sobre la mesa soluciones razonables a los problemas planteados.

 

Debería limitarse el número de coches dedicados al transporte de viajeros. También habría que limitar el número de vehículos por familia, reduciéndolo a uno, cantidad más que suficiente para un lugar tan pequeño como La Graciosa. Pero, sobre todo, habría que cambiar el tipo de vehículo. Durante años se destinaron a la octava isla los coches de segunda o tercera mano. Poco a poco se ha ido mejorando la imagen, pero todavía un 50% no pasaría la ITV. Nosotros creemos que hay que convencer a los gracioseros, apoyando y ayudando a quién lo haga, a que en lugar de coches convencionales se introduzcan coches eléctricos. Para ello tiene que existir un plan y un proyecto, que fije retos y fechas. Y sobre todo convencer a los gracioseros de que es lo mejor para ellos. Más cordura y menos populismo. 

 

Dejemos, por tanto, a un lado las críticas fáciles y baratas, las recomendaciones de bolsillo y las tonterías como la de prohibir todos los vehículos. Los gracioseros, como el resto de los lanzaroteños, tienen derecho al transporte y a ganarse la vida, pero intentemos que ambas cosas puedan hacerse de una manera más acorde al siglo XXI y sobre todo con lo que le da valor a esa isla. Ser única.

 

 

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