Arrecife al desnudo
Después de muchos tiras y aflojas, Arrecife acabó por resolver el problema de la falta de interventora en el Ayuntamiento de Arrecife. Un problema más que se sumaba a una situación ya insostenible producida por la falta de gestión e ineficiencia de un grupo de gobierno, en minoría, al que le resulta imposible, ya no afrontar grandes retos para la capital, sino superar el día a día.
No sólo eso. El gobierno socialista de Eva de Anta arrastra una deuda de más de ocho millones de euros a proveedores, algo que daña irremediablemente a las medianas y pequeñas empresas que son el motor económico de la isla; debe dinero además a los clubes deportivos, a las entidades culturales, como el TEA que ha tenido que cerrar sus puertas después de décadas de buen funcionamiento; acumula retrasos en la cesiones de terreno para la construcción de vivienda pública o para la puesta en marcha del Centro Médico de Argana, que se tendrá que realizar en los aledaños del hospital porque desde el Consistorio no han sabido dar soluciones… hasta los propios sueldos de los funcionarios llegaron a estar en entredicho. No se trata de un error aislado, es un enorme cúmulo de problemas, que parecen ser irresolubles para este equipo de gobierno, complicaciones que se ciernen sobre una ciudad que ya estaba muy tocada y que, lejos de mejorar, ha empeorado más aún.
Si ya resulta criticable la falta de gestión de un grupo de gobierno superado por los problemas, lo es, más aún si cabe, la de esa parte de la oposición, Ganemos, Ciudadanos y Somos, que ni gobiernan, ni dejan gobernar. Critican pero no ayudan, apuntan problemas pero no ofrecen soluciones. Ellos, con su falta de voz, empujan aún más a esta maltrecha Arrecife hacia el precipicio.
Al inicio de esta legislatura, la capital de Lanzarote se enfrentaba a un emocionante periodo de nuevos retos que afrontar, de problemas que solucionar y obstáculos que salvar. A estas alturas de la película, eso ni siquiera se plantea. Ahora estamos hablando de si se paga a los clubes deportivos en los que entrenan nuestros hijos o de si se asumen los alquileres de los inquilinos de las casas de Titerroy… ¿Esas son las expectativas que tenemos para nuestra capital? ¿Es ese el futuro de Arrecife? Mucho nos tememos que sí.