Adiós a 2014, avanzando con el freno de mano puesto
El año 2014, que ahora dejamos atrás, pintaba bien entre otras cosas porque se consolidaba el sector turístico con cifras récord de afluencia a la isla, a pesar de que nuestro principal motor económico no haya podido por sí solo tirar del carro y absorber la ingente demanda de empleo en Lanzarote, donde el paro, que afecta a un tercio de nuestra población activa (en torno a 17.000 personas con sus respectivas familias), ha continuado siendo, desafortunadamente un año más desde que comenzó la crisis, el asunto central más importante a resolver en el que se deberían haber concentrado todos los esfuerzos y prioridades.
Pero se ha perdido mucho tiempo y se han desperdiciado demasiados esfuerzos en torno a polémicas improductivas, como el asunto del petróleo, un debate estéril y alejado de los problemas auténticos que padece la isla, que lo que ha logrado es que las prioridades reales que afectan a nuestra calidad de vida sigan sin ser atendidas y que Lanzarote todavía se encuentre sin solucionar los grandes retos que de verdad tiene planteados desde hace muchos años. Dicen que mucho esfuerzo inútil provoca melancolía. Y una desagradable sensación de que nada se soluciona realmente. Máxime además cuando en torno a las prospecciones el debate de fondo se ha ido a la superficie y todos los esfuerzos se han concentrado en hacer uso político y ruido mediático del asunto. Un ruido tan ensordecedor que no se ha podido entrar de forma sensata y realista en un debate serio que analice lo importante: en primer lugar, saber si existe en nuestras aguas riqueza energética, en forma de gas o petróleo (se calcula que ya se sabrá en este mismo mes de enero) y en segundo lugar, en caso de que exista, exigir para Canarias, y para Lanzarote en particular, beneficios directos, más allá de los que podríamos recibir indirectamente.
Lo que sí trajo 2014, tras la rémora de muchos años, fue la esperada aprobación, al menos los primeros pasos, de muchos de los planeamientos urbanísticos municipales. Teguise, Yaiza y Arrecife por fin daban un salto adelante para poder contar con las herramientas necesarias que les permitirán desbloquearse y avanzar en sus respectivos municipios sin el freno de mano puesto, como ha venido ocurriendo hasta ahora. Sin embargo, el recién salido del horno Plan General de Arrecife, el documento más importante de la tercera capital de Canarias, no ha gustado ni a unos ni a otros y desde prácticamente todos los sectores se le ha calificado de poco ambicioso. Unos, porque consideran que se queda corto en cuanto al modelo de ciudad ideado de espacios verdes y zonas públicas, y otros, porque se pierde la gran oportunidad de dar un empujón a las piezas más importantes de la capital, desperdiciándose así la posibilidad de concebir y crear un Arrecife de futuro que genere actividad y logre traer atractivo a una ciudad tradicionalmente dejada.
Aunque también se ha logrado avanzar a duras penas en el Plan Especial de La Geria, que no obstante parece haberse quedado medio atascado, de todos los instrumentos de ordenación, el más importante de todos, el nuevo Plan Insular de Ordenación de Lanzarote, ha sido sin duda durante 2014 el gran protagonista de esta isla. Ha brillado con luz propia precisamente por su ausencia y porque parece increíble que aún hoy a finales de 2014 no se haya seguido avanzando en su tramitación tras haberse producido, hace cuatro años ya, la aprobación de su avance por unanimidad. Lanzarote sigue estando bajo un plan obsoleto que data de 1991, un documento caduco que se aprobó hace 23 años, cuando la isla no tenía nada que ver ni con las características ni con los retos a los que se enfrenta el Lanzarote actual. La gran responsabilidad de no haber seguido avanzando en el instrumento estratégico central que permitirá mirar al futuro y servir de base para atraer inversión y creación de riqueza en una sociedad duramente azotada por la crisis, la debe asumir nuestra clase política. Bien es cierto que el Cabildo ha tomado decisiones acertadas y ha hecho de motor e impulso para la isla, y que además estamos en el final de una legislatura donde afortunadamente han quedado lejos las inestabilidades políticas que nos caracterizaban, pero lo que no parecen haber abandonado nuestros representantes públicos, es el uso político y partidista que siempre han hecho en torno a cuestiones de interés general de todos los ciudadanos. La irrupción inesperada en las pasadas Elecciones Europeas de 2014 de nuevas fuerzas políticas salidas prácticamente de la nada, como Podemos, abre incertidumbre y un nuevo panorama electoral en este 2015, año de elecciones locales, en el que se va a necesitar mucha menos demagogia, y mucha más altura de miras, mucha más sensatez y mucha más visión a medio y largo plazo de la que ha habido hasta ahora.