“Recibir el Premio Nacional del Cómic es como si te pusieran un foco muy potente encima”
La dibujante gallega Bea Lema está de plena actualidad ha recibido el galardón por su obra El Cuerpo de Cristo
Noé Ramón
La dibujante gallega Bea Lema está de plena actualidad tras la concesión del último Premio Nacional del Cómic por su obra El Cuerpo de Cristo, (Astiberri) cuya primera edición de 47 páginas vio la luz en gallego en 2017. Pero la versión que ahora ha sido galardonada no tiene mucho que ver con la original, con un estilo basado en las líneas negras sobre fondo blanco, mientras que la actual mezcla los bordados con acuarelas.
Una evolución y proceso de siete años que según la autora es resultado de lo que denomina “una verdadera investigación gráfica”. Lo que más llama la atención es la novedad de recurrir a los bordados, técnica con pocos precedentes en el mundo del cómic, y que por lo que ella sabe apenas la utilizan dos autores, Garreth Brooks y Aurelie Williams.
Al igual que la práctica mayoría de los creadores, la autora se interesó por el mundo del dibujo desde que era una niña, pero dado que la familia no veía mucho futuro en el arte estudió diseño industrial, “porque era como tirar por el camino de en medio”. Pero al final la vocación real acabó aflorando y el verbo se convirtió en carne a través de la autoedición. Al ver la buena acogida entre los lectores de aquella primera obra decidió que ya no había marcha atrás. La principal explicación del éxito vivido fue contar una historia de tintes biográficos; haber sufrido de niña los problemas de salud mental de su madre y la reacción en cadena que se produjo en su entorno.
-Una pregunta obvia. ¿Cómo viviste la concesión del Premio?
-Pues con sorpresa, la verdad. No es algo con lo que puedas contar. Sabes que al salir tu obra en 2023 estaría entre las posibles candidatas para recibir el premio pero poco más.
-¿Te había llegado algún comentario sobre que eras unas de las autoras con más posibilidades?
-No, porque el ganador lo deciden el mismo día y además había otros trabajos muy interesantes. Tampoco estaba pendiente de eso porque no quería crearme demasiadas expectativas, así que al final cuando me lo dijeron me sorprendió.
-Otra pregunta que es inevitable. ¿Cómo has vivido estos días?
-Han sido unas semanas muy frenéticas, porque los medios se han volcado conmigo y he recibido muchas invitaciones, lo que está bien porque le ha dado visibilidad al libro y también a la temática. Además, está la cuestión económica que me permitirá seguir creando con tranquilidad durante unos años. Ha sido un no parar y aún siguen las llamadas, invitaciones y propuestas porque ha tenido mucha repercusión. De hecho ya se agotaron todos los ejemplares que se editaron hace un año y ahora estamos preparando un nuevo lanzamiento.
-¿De qué tipo de invitaciones estaríamos hablando?
-De festivales de cómics, dar charlas en universidades, algún que otro encargo de ilustración, hacer un corto de animación… La ventaja del premio es que llegas a muchísimas más personas y por ejemplo el libro estará en todas las bibliotecas públicas y servirá de lectura en las escuelas. Es como si te pusieran un foco muy potente encima.
-¿Cómo definirías la obra premiada y por qué crees que la eligieron?
-Creo que es un trabajo diferente en la forma y en el fondo. La salud mental ahora está de actualidad porque hemos avanzado un poco más a la hora de hablar sobre la depresión, la ansiedad… Y en cuanto al estilo, el uso del textil en los cómics está atravesando un buen momento, hay una sensibilidad común para reconocer una forma de arte que hasta ahora siempre ha estado exclusivamente vinculada a la mujer. Todo eso la ha hecho diferente.
-Luego ha estado también la polémica desde algunos sectores católicos porque pensaban que te burlabas en la portada de la religión al dibujar a una mujer que comulgaba con una píldora.
-Sí, todo fue derivado de la portada que es una metáfora visual que busca generar una pregunta pero cualquier persona que vea y lea el libro comprobará que lo he hecho con el más absoluto respeto. Al contrario, creo que es una llamada a la tolerancia y a ver la realidad desde la dualidad, no desde el blanco y negro. Darnos cuenta de que en medio existe una amplia gama de grises.
-Pero al final estas discusiones acaban beneficiando al trabajo y lo promocionan.
-Sí, para bien o para mal es cierto.
-No sé si será por eso pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez acabó apoyándote.
-Sí, a través de las redes puso un mensaje en el que decía que lo había leído y le gustó. Pero no sé si lo hizo por la polémica que surgió en aquellos días o porque realmente le gustó.
-¿Con qué faceta de tu trabajo te sientes más a gusto? ¿Cómics, ilustración, guionista…?
-Para mí todo se resume en lo mismo: dibujar
-La obra premiada es en gran parte autobiográfica tanto en lo que se refiere a la visión de la religión como a la salud mental e incluso cuestionas el papel de la madre socialmente aceptado.
-Sí, se centra en cómo irrumpe en una familia una enfermedad grave, como reacciona su entorno, como una hija pequeña acompaña a su madre en ese proceso y se acaba convirtiendo en la madre de su propia madre. Cómo ella se siente incomprendida cuando el médico no la escucha porque la atiende diez minutos y se limita a darle medicación. Como el marido y el hijo mayor niegan la enfermedad y ellas dos en solitario deben transitar y hacer frente a esta situación. Todo eso tiene una estrecha relación con los traumas y el pasado vivido por la persona enferma. Hay que entender sus delirios y las circunstancias por las que ha atravesado.
-¿Algún colectivo relacionado con problemas de salud mental se ha puesto en contacto contigo?
-Sí, me han escrito la Asociación de Salud mental de Madrid, otra de Pontevedra y un centro de salud de Barcelona.
-¿Cómo crees que ha cambiado entre la sociedad la visión sobre la forma de enfrentarse a esta enfermedad?
-Ahora estamos más acostumbrados a hablar del sufrimiento psíquico porque antes eso era algo que no se comentaba por vergüenza pero ya hay mucha gente que va a terapia, por lo menos los que la puedan pagar, porque el sistema sanitario público no tiene medios suficientes, no alcanza para dar una respuesta adecuada. En diez o quince minutos es muy difícil conocer las circunstancias de la vida del paciente, su pasado, qué le ocurre y se limitan a recetar una medicación que al final lo que hace es atacar los síntomas para acallarlos pero no va a la raíz de la enfermedad. Ponen una tirita sobre problemas que son mucho más profundos. Pero no hay medios. Como sigue siendo algo tabú cuando aparece esta enfermedad todos se ven sobrepasados, no saben cómo acompañar al enfermo, lo habitual es negarlo y decirle que se saque eso de la cabeza. Pero al final resulta que con esa actitud la persona se siente más sola y asustada, cuando lo importante es saber que te escuchan y que hay alguien que se ofrece para lo que pueda necesitar.
-Tienes un vínculo muy fuerte con Francia.
-Sí, en 2022 estuve en Anguleme becada durante seis meses, una editorial francesa editó este libro en francés y ahora también estoy en contacto con las librerías del país. Viajo a Francia con frecuencia.
-Una pregunta que solemos hacer a los dibujantes es su opinión sobre la Inteligencia Artificial y si crees que te va a afectar.
-¡Por supuesto que me va a afectar! Pero no lo tengo muy presente en el día a día y me limito a hacer mi trabajo. Creo que se debe regular su uso porque se alimenta de autoría humana y entonces está violando derechos intelectuales. El arte es algo profundamente humano, es muy difícil que una máquina nos pueda suplantar. En mi caso lo veo complicado porque trabajo de una manera artesanal y textil pero te enfrentas a una herramienta que consigue unos acabados espectaculares y no veo tan alocado que con el tiempo pudiera llegar a replicar un bordado simulando que se ha hecho de forma manual.