Miguel Aguerralde: “Escribo dónde y cuándo puedo, siempre intentando que la historia no se me escape”
El profesor y escritor afincado en Lanzarote acaba de recibir el Premio Arkoiris Canarias 2024 a la Mejor Obra Literaria por su obra “El sueño de la Libélula”
-¿Cómo haces para conjugar tu labor profesional como docente con esa capacidad para sacar adelante tantos proyectos literarios, porque la lista impresiona…?
-Contar historias me apasiona, me parece un oficio divertidísimo, estimulante, inspirador. Me gusta tanto que trato de encontrar momentos para seguir escribiendo siempre que sea posible. La clave siempre ha sido planificar y no perder la ilusión.
-Te centras sobre todo en literatura infantil y de suspense, ¿por qué?
-Comencé por la literatura de suspense porque es lo que me gusta leer y ver en cine y series. Crear un misterio y desenredarlo es muy divertido. El salto al infantil fue por mi trabajo como docente, me apetecía escribir cosas también para pequeños lectores y contribuir a la creación de su hábito lector.
-¿Has pensado en lanzarte con algún otro género? ¿Hay alguno que te atraiga?
-He probado la romántica y la ciencia ficción, siempre con la base en el suspense, pero me gustaría probar a escribir algo más centrado en la persona, en lo humano, sin necesidad de crímenes que descubrir por medio.
-Hablemos en primer lugar de “El Sueño de La Libélula” que acaba de recibir el Premio Arkoiris Canarias 2024 a la Mejor Obra Literaria. ¿Cómo surge esta historia?
-Esa historia surgió hace muchos años como relato corto policiaco que escribí pensando en enviarlo a concursos de género. Con el tiempo vi que esa historia corta podía formar parte de algo más y le fui añadiendo capas de misterio, de relaciones personales, de ajedrez, de historia del arte, hasta llegar a ser la novela que es hoy.
-¿Qué ha supuesto para ti este galardón?
Es la primera vez que se valora un trabajo mío de esta manera, y soy el primer sorprendido, pero al mismo tiempo el más agradecido. Me encanta que la novela recibe este espaldarazo, porque es la respuesta a muchos años de trabajo, de aprendizaje, de evolución. Es algo muy bonito.
-El género negro está en auge desde hace ya bastantes años, ¿crees que este boom ha venido para quedarse o, como en otras etapas de nuestra literatura, es un auge temporal?
-El género negro ha estado en primera fila para los lectores siempre, y de eso las librerías saben bastante. En los últimos años está recibiendo un trato más atento por parte de la crítica, de los festivales y premios, pero desde Sherlock y Poirot hasta hoy, lo policiaco y misterioso ha formado parte de la tele, del cine y de las estanterías. Eso no va a cambiar.
-Te preguntaba al principio por tu proceso de escritura. ¿Cómo nacen, se desarrollan y concluyen tus proyectos?
-A menudo sueño escenas que me llevan a algo más, pero otras veces es cuestión de recibir una idea, nunca se sabe desde dónde puede llegar, y empezar a trabajarla y darle forma. Planifico durante bastante tiempo de qué quiero hablar y cómo, y cuando me siento a escribir intento que la historia salga de golpe y sin filtro ni autocensura. Una vez terminado el primer borrador, me alejo y miro cómo perfilarlo, igual que quien poda con mimo las ramas de un bonsai.
-¿Tienes manías a la hora de crear? ¿Es decir, escribes en un ordenador concreto, en libretas como alguno de los personajes de Paul Auster, en un rincón concreto de tu casa…?
Durante toda mi carrera he intentado configurar un rincón, un horario, una rutina, crear de algún modo ese ritual que comentas. Pero me ha sido imposible. Al final escribo cuándo y dónde puedo, y trato de no dejar que la historia se me escape por ningún motivo.
-De todos tus libros, ¿con cuál te quedarías? ¿Y cuál recomendarías a los lectores para iniciarse en tu literatura?
-Me quedaría con todos, porque cada uno muestra algo diferente. Ninguno de mis libros se parece a otro. Para comenzar, creo que El Jardín Secreto es una buena opción, pero también Alicia o Claro de Luna. Lo bonito es que me he divertido mucho escribiéndolos y creo que eso se nota al leerlos.
-Como docente, ¿crees que las nuevas generaciones han dejado de leer, existe una cierta sobresaturación informativa por culpa de las redes?
-La corriente actual no es que dejen de leer, la literatura resiste, lo que sucede es que el tiempo de ocio de todos y todas se ha volcado hacia las redes sociales. Los jóvenes leen poco, en general, sí, pero los mayores leemos incluso menos, en general, insisto. Pasamos todas las horas del día pendientes de estímulos en tiempo real, mientras que leer significa sumergirse en una burbuja. Veo complicado volver a tiempos pasados.
-¿Estás trabajando en algo nuevo y, si es así, nos puedes adelantar algo?
-Actualmente estoy dedicado a revisar y corregir textos que llevan tiempo acabados y que se irán publicando en los próximos meses. Y tengo anotadas algunas propuestas para crear historias nuevas. Será cuestión de tener tiempo y ganas para ponerme manos a la obra de nuevo.