David López: “Hacer todo el rato historias de otros no funciona muy bien a largo plazo”
El historietista canario ha sido nominado a los prestigiosos premios Eisner 2023, los Oscar del mundo del cómic
David López prefiere definirse como “historietista”, lo que marca una razonable distancia con el término dibujante, en cuanto implica que también es responsable de los guiones, lo que al contrario de lo que muchos crean no es tan habitual. Este autor nació en Gran Canaria de forma un tanto accidental ya que su familia es de Palencia, pero ha seguido manteniendo contacto periódico con las Islas, por las que siente a la vez cariño y admiración. Sus padrinos forman parte de un grupo folclórico y en cualquier momento está dispuesto a cantar las isas y folias que le pidan, incluso cuando le hacemos esta entrevista telefónica en una estación de trenes madrileña donde está de camino a Galicia.
Este autor ha sido nominado por segunda vez a los premios Eisner que, para que todo el mundo lo entienda, son siempre calificados como “los Oscars del mundo del cómic”, en la categoría Mejor Número Único por la publicación Caballero Luna, que contiene varias historias de distintos dibujantes, de las cuales una la hizo él. No va a ir a la ceremonia que tiene lugar en la localidad norteamericana de San Diego porque se trata de una cita tan multitudinaria que, con el tiempo, se ha convertido en “inhumana” y “gigantesca”, según sus propias palabras. “La verdad es que me da mucha pereza moverme entre tantísima gente y luego están las razones de logística; los vuelos son carísimos y a estas alturas ya sería imposible encontrar alojamiento”.
Los Eisner cuentan con infinidad de categorías, de las cuales las principales son, lógicamente, las de mejor dibujante, guionista y publicación, pero luego también estarían las que reconocen el trabajo realizado fuera de Estados Unidos, las portadas más coloristas, adaptación de otros géneros y las más técnicas. No implica ningún reconocimiento económico, pero es muy valorado a la hora de que los ganadores sean contratados luego por los grandes estudios americanos.
López considera que su vertiginosa carrera ha sido “atípica”, sobre todo si se tiene en cuenta que ha llegado a trabajar en marcas tan importantes como Marvel y DC para luego recluirse voluntariamente en su propio mundo. Tal y como hizo en sus inicios, cuando comenzó a elaborar cómics exclusivamente para él y luego pasar a hacer fanzines con amigos. Poco a poco, mejoró su nivel profesional y entró en el mercado norteamericano, la Meca de las historias de los superhéroes, lo que implicó que pudiera vivir exclusivamente de su trabajo. “Todo ha ido hasta ahora super bien, poco a poco fui consiguiendo mejores contratos”, en la práctica totalidad de las “franquicias” de los principales personajes americanos como Batman, entre otros.
En este descomunal mercado, a los dibujantes los van emparejando con guionistas según su perfil, razón por la cual precisamente López habla de los superhéroes con ese término. Gracias a los medios informáticos, hoy por hoy resulta muy sencillo trabajar en su propia casa, desde donde remite los dibujos a los estudios americanos. La saturación de esta forma de trabajo ha hecho que haya vuelto a hacer sus propios personajes y guiones, y volver a dar el paso de dibujante a historietista. “Después de unos años, tienes necesidad de otros retos y he decidido elaborar dibujos míos, pero también colaborar con otras personas”, señala para añadir acto seguido que no descarta trabajar de nuevo con los estudios norteamericanos.
Con las Islas experimentó lo que denomina “un redescubrimiento” tras la reciente pandemia y volvió a visitarlas después de muchos años, especialmente el Sur de Tenerife. Aunque su nacimiento en Canarias se debió en gran parte a una casualidad, las Islas “ocupan una parte muy importante en mi vida porque representan un sitio muy mítico, muy telúrico”. Pensaba acudir a la Tenerife Lan Party, que se celebra en el Recinto Ferial de Santa Cruz, pero que fue suspendida en el último momento, lo que considera una pena dado que se ha convertido en una cita “impresionante” que reúne a “miles de chavales con sus ordenadores durante una semana. Es asombroso, no hay algo de semejantes dimensiones en la Península, pero como este año no lo han hecho me gustaría ir a otra cita en las Islas”.
El cambio de trabajar con los estudios americanos a volver a su propio mundo creativo lo justifica porque pese a los sueldos más que decentes que se gana dibujando superhéroes, “hacer todo el rato las historias de otros no funciona muy bien a largo plazo y por eso al final acabas apostando por las tuyas propias. No es que haya surgido ningún conflicto, sino que ya no estaba dispuesto a participar en una producción industrial”.
En la actualidad, ha recuperado el personaje del Caballero Negro y también se dedica a hacer portadas. Pese a la saturación del modelo anterior indica que tuvo mucha suerte a la hora de entrar en el elitista circuito norteamericano y más aún cuando resulta que no le costó demasiado. La evolución de los grandes héroes ha sido considerable y ha pasado de ser una lectura exclusiva de niños a llamar la atención de los adultos. “Tengamos en cuenta que Superman cumple ya ochenta años, lo que significan muchos años”, dice de forma irónica.
Tiene muy buena opinión sobre las películas de los héroes de cómics que se han hecho en los últimos tiempos y, por ejemplo, en cuanto a Batman, personaje que ha sido con el que más ha trabajado, le gusta especialmente la versión de Tim Burton con Michelle Pfeiffer haciendo de Catwoman”. Sobre la saga de Guardianes de la Galaxia, dice que tiene “más profundidad de lo que parece, siempre hay una segunda lectura”. Por ello las críticas sobre una sobresaturación de efectos especiales de la última película, indica que aunque aún no la ha visto, se debe tener en cuenta que de otra forma sería imposible sacarla adelante.
Es contundente al considerar que la Inteligencia Artificial (IA) supone “un peligro” por la apropiación indebida o directamente un “robo” de las imágenes que son utilizadas sin contar con ningún tipo de permiso ni reconocer la autoría, al contrario de lo que ya se ha regulado en el mundo de la música o de la fotografía.
“El resultado puede ser todo lo maravilloso que se quiera, pero la realidad es que se basa en aprovecharse del trabajo de gente que está en una situación muy precaria. Es horrible y una atrocidad que se gaste una millonada en desarrollar esta tecnología que se construye sobre la espalda de muchos autores que no van a cobrar ni un duro porque no existe una regulación moral ni legal”. En los Estados Unidos ya se han iniciado diversos procedimientos judiciales para que se reconozca la propiedad intelectual de los creadores cuyas imágenes son luego utilizadas como barajas por la IA.
En la actualidad, por esta razón las grandes empresas descartan esta tecnología, por miedo a una posible cascada de denuncias, pero legalmente existe un vacío que diversas iniciativas en los juzgados americanos intentan regular. “No emulan la inteligencia humana, sino que te dan la respuesta más probable, lo que no significa que sea lo correcto, pero está claro que tiene un potencial que a la vez puede ser maravilloso y horrible. Hace mucho daño, sobre todo a los artistas que están empezando y se encuentran con que se dedica más dinero a la IA que a sus sueldos”.
Menos crítico se muestra sobre la piratería y señala que su propia obra puede ser disfrutada libremente en Internet, aunque luego existe un grupo de lectores que lo apoyan económicamente, “y eso genera un vínculo bastante bonito”. A su juicio, el lado positivo de este fenómeno es hacer que la gente se aficione, por ejemplo, a las series de televisión y luego den el paso a comprarlas en DVD o abonarse a los distintos canales de pago. “La piratería crea la costumbre de ver los contenidos que quieras en cualquier momento y a continuación el proceso se acelera”.
Frente al mercado americano en el que es muy difícil encontrar a un dibujante que a la vez sea guionista de historias de superhéroes, en otros lugares como por ejemplo Francia se ha asentado el cómic de autor. López es reconocido por un aspecto principal de su trabajo que ha sido denominado “costumbrismo sentimental” y que se plasma especialmente en su obra Espiral, que ve la luz en un momento indie y propone “una mezcla de realismo sentimental y fantasía absurda”, según los críticos.
O lo que traducido significa que este autor se ha ganado la reputación de ahondar en la parte más sensible de los súperheroes del cómic, aspecto que ha sido valorado por los grandes estudios y que, de hecho, es la razón principal de que lo contraten. “No me centro en las grandes peleas, sino en los momentos en los que sale a flote el lado más humano de los personajes, en describir por ejemplo lo que ocurre en medio de una invasión alienígena cuando muere la pareja del protagonista. Creo que en el fondo esos son los aspectos que más gustan a los lectores y por eso han tenido tanto éxito los culebrones”. Como ejemplo vuelve a citar que en la saga Guardianes de la Galaxia: en medio de las multitudinarias peleas y un sinfín de efectos especiales en realidad se trata de “un señor que se siente solo en mitad del espacio, al que le dan la posibilidad de encontrar a su padre pero al final elige a su familia verdadera”. Para este autor, las peleas son una metáfora porque en realidad todo gira entorno a la personalidad de estos héroes.
López ha destacado también por convertir durante una época de su carrera a la ciudad de Barcelona en un personaje de sus historias y escenario de las aventuras de una chica de provincias que llega a esta ciudad, un proceso similar al recorrido por Woody Allen cuando hizo lo propio con Nueva York. Aunque esta serie tuvo un considerable éxito lo cierto es que la ha dejado un tanto de lado para dedicarse a hacer otras cosas. Así sale de nuevo a la luz un rasgo de la personalidad de este autor que parece querer siempre huir del inmovilismo y tender a explorar distintos géneros y propuestas para no anclarse en ninguna de forma permanente. Resulta llamativo que toda su obra se haya publicado en Italia, un mercado en el que está muy bien valorado, algo que pone por encima del dinero que pueda ganar en Estados Unidos.