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Yo una señora y tú un bisabuelo

Sara González


 

 

Querida/o remitente, hoy te escribo una carta para que juntos analicemos una situación cotidiana y cuanto menos curiosa. No pondré excusas, ni maquillaré lo ocurrido, porque esta observación no es el fruto de una o varias situaciones que ha vivido un/a amigo/a o alguien a quien conozco. Esto lo he vivido en primera persona en varias circunstancias. No obstante, sé de manera empírica, que esto es algo que les sucede a varias personas que tienen una edad cercana a la mía.


Que una niña o un niño -pongamos que hasta los 10 años- me diga ‘señora’, pasa. Ya he interiorizado que, desde su poca experiencia y su inocencia, que diga esto, lo puedo llegar a comprender.


Pero solamente hasta esta edad porque luego viene la pre adolescencia y la transición a la adultez. Una época difícil, pero como ya se creen que son mayores, que dejan de ser infantes, pues ya no sería una ‘señora’ desde sus puntos de vista, sino una 'chica grande'.


Afortunadamente, estas personas no me llaman por esa palabra, -de seis letras, tres consonantes que casualmente dos coinciden con las que aparecen en mi nombre y la restante es la que se podría denominar como la consonante española, seguidas, a su vez, cada una por una vocal distinta, pero todas abiertas-. Bueno, tras esta estúpida y sin sentido reflexión, vuelvo a tomar el control de mi pensamiento y sigo por dónde lo dejé. Afortunadamente, estas personas no me llaman por esa palabra, que en ocasiones acojona.


Por suerte, quienes ya no son adolescentes, pero son jóvenes, más que yo si tenemos en cuenta el año de nacimiento recogido en la tarjeta que sirve para identificarnos y distinguirnos como individuos.


El problema está en que aquellos seres humanos que más me dicen ‘señora’, tienen más de cuarenta. Y me dirás que es una forma de hablar con respeto cuando no me conocen, pero también pueden utilizar palabras como: perdone, disculpe; si desean hablarme de usted. Con esto tampoco quiero decir que me digan: -eh, tu. Así, como con desprecio. No.


Simplemente me gustaría que esas personas bastante más adultas que yo sepan que cuando por educación sólo se les ocurre decirme señora, yo les correspondo educadamente su iniciativa hacia una conversación con frases como: sí, dígame. No obstante, mi mente responde: ¿qué quieres bisabuelo, o bisabuela? Con un tono de retintín que no lo expreso verbalmente al escuchar a una 'persona mayor' que yo decirme, 'señora'.


P.D.: Si lo de ‘persona mayor’ te molesta, ya sabes lo que siento cuando te escucho decirme ‘señora’, cuando podría ser tu hija.

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