Va de libros
Myriam Ybot
En el metaverso de los artículos que han de ser entregados en plazos que permitan su edición, maquetación e impresión, hoy es sábado prenavideño. Arrecife, como el resto de Lanzarote, lleva un par de semanas largas destelleando, resonando y ofreciendo su cara más consumista y comercial. Es lo que hay y solo queda dejarse arrastrar por la ola de felicidad que nos inunda.
Anoche tocó cena de empresa y he amanecido tarde y algo desorientada al comprobar cómo la mitad de mis planes de la mañana se han disuelto en el sueño. Hice bien al dejar el móvil bajo la montaña de ropa.
Así que, en tanto aterrizo en una nueva organización de las horas, única forma de ir sacando adelante los mil fregaos y pequeñas obligaciones autoimpuestas en que ando metida, acudo con un café a la versión digital de El País y repaso los titulares con cierta pereza: El Parlamento de Corea del Sur vota a favor de destituir al presidente por declarar la ley marcial. Ya ni recuerdo qué originó tal decisión, pero me sigue asombrando la tozudez serena y festiva de su sociedad, que sale a la calle cada día para reclamar respeto político a la democracia.
Le sucede una noticia en torno a Siria, protagonizada por la vecindad de un pueblo bombardeado por El Asad, que pide justicia. De nuevo personas demandando derechos y espacios de convivencia, me gusta.
Pero lo que verdaderamente ilumina mi mañana más que el árbol de navidad gigante y la ardilla del Charco juntos, son los tres siguientes reportajes, uno detrás de otro, en posición destacada en la cabecera nacional, dedicados a… ¡libros! Los mejores del año 2024, la lista de Babelia y sus entresijos, y los títulos que han impactado a ciertos personajes populares. Y para mayor satisfacción, encabeza el tablero una mujer: la periodista Leila Guerrero, —a quien pudimos escuchar durante los actos del Centenario de César Manrique—, por su trabajo La llamada, crónica de una víctima de la dictadura argentina que pudo reconstruirse después ser bajada a los infiernos.
Me encanta leer sobre libros. Me desconsuela saber que no alcanzaré ni a la quinta parte de los 50 seleccionados (¿cuántos tendré pendientes de 2023, de 2022, de 2021?). Quizá para cuando me jubile. Me estimula recordar el catálogo propuesto en el club lector en el que ando metida, de la mano de mi querido Fabio Carreiro. Pienso en las obras que verán la luz este nuevo año en Lanzarote, firmadas por plumas cómplices, creativas y eficaces. Recuerdo que en el suelo, junto a la cama, reposa Todo cuando amé, de Siri Hustvedt, con el punto de lectura en la página 133. Y toda la vida por delante para seguir leyendo.
Y ahora debo darme prisa y concluir o estas letras perderán vigencia, empujadas las correspondientes piezas informativas por la última polémica en torno al vestido de Letizia Ortiz, la imprescindibilidad del tallaje 90-60-90 para acompañar las campanadas o las ocurrencias de Trump y sus muchachos.