Un godo escondido
Francisco Pomares
A estas alturas, todo el mundo sabe lo que significa el término godo, gentilicio coloquial para referirse de forma despectiva al español peninsular. El origen de la acepción canaria del término sigue en discusión: hay quien le atribuye connotaciones criollas, y quien se arriesga a situar su adjetivación despectiva como una supuesta herencia canario-amazig del enfrentamiento entre moros y cristianos desde -nada menos- que la Reconquista española. Lo que no parece estar en discusión es su uso generalizado como manifestación del rechazo popular a quienes, procedentes de la Península, se trasladaban a vivir a Canarias y desprecian el habla, la idiosincrasia y la cultura de los hijos del archipiélago.
La pregunta que toca ahora es si esa acepción podría ser aplicada también a canarios de pura cepa, con pedigrí de varias generaciones. Hay quien cree que si. Y entre quienes lo creen, yo mismo, godo asilvestrado en las islas tras 55 años de residencia.
Esto del godo viene a cuento de la decisión de la Consejería de Educación de pasar la asignatura Historia y Geografía de Canarias a optativa el próximo curso. Ahora es obligatoria en la ESO, pero la nueva ordenación de materias que ha publicado la Consejería de Educación, se carga la materia en 4º de ESO, creando una nueva denominada Historia de Canarias (sin Geografía) en 3º, de carácter optativo, con la alternativa de Economía y Emprendimiento.
En fin, un desastre para el conocimiento de nuestra Geografía e Historia, del que no está, precisamente, sobrado nuestra comunidad educativa. El argumentario que utiliza la Consejería para explicar el cambio resulta de chiste: todo el mundo sabe -sobre todo el profesorado- que relegar la asignatura a optativa supone en la práctica sentenciarla a muerte.
Pero… ¿quién se esconde detrás de esta iniciativa y por qué se hace en estos momentos, justo a un año de las próximas elecciones en Canarias? ¿Es el responsable de esta decisión absurda y desastrosa un ‘godo escondido’, decidido a acabar con nuestra cultura?
No. El responsable de liquidar los contenidos canarios en 4º de la ESO es el director general de Innovación, Ordenación y Calidad Educativa del Gobierno de Canarias, Gregorio Cabrera Déniz. Conocido en el ámbito educativo por sus malos modos y afán conspiratorio, se le acusa de ser uno de los muñidores de la operación que provocó la defunción de la anterior Consejera de Educción – la inexperta María José Guerra Palmero- y fue cargo de confianza del último Gobierno de Coalición Canaria, como asesor de Teresa Acosta, directora general de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa. Curiosamente, desde que los coalicioneros fueron obligados a dejar el Gobierno, el antiguo asesor ha caído enfermo de fe (la del converso) y se ha transformado en el látigo encargado de hacer majo y limpio de toda huella del paso de los nacionalista por Educación.
Uno de los proyectos más ambiciosos que se puso en marcha en la anterior etapa la consejeria, fue el Programa Enseñas, que retomó el extinto programa de contenidos canarios puesto en marcha en los años 90, un hito en la integración de contenidos específicamente locales en los currículos y en la confección de recursos educativos propios para facilitar la labor docente.
El ínclito Cabrera Déniz, no se escondió nunca de alardear ante todo el que quería escucharle que de ese legado no iba a quedar ni las cenizas y se puso manos a la obra: se cargó la hora de coordinación de patrimonio cultural, liquidó a los coordinadores de los centros educativos y con este gesto inició el proceso de desmontaje que pretende culminar ahora con la desaparición de la asignatura de Historia y Geografía de Canarias.
Es probable que Cabrera Déniz se quede con las ganas: no contaba con la reacción del profesorado y la oposición frontal de parte del Gobierno -Nueva Canarias- y de la oposición. Aunque Podemos aún no se ha pronunciado (ellos están en otras guerras culturales) parece que el presidente Torres no quiere enfrentarse a un nuevo frente educativo, cuando se acerca tiempo de urnas. De momento, la iniciativa del godo escondido ya lleva más de cuatro mil firmas en contra.