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Presidente (con o sin sueldo) de por vida

  • Francisco Pomares
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    El presidente de los Estados Unidos no pierde jamás esa condición y sigue siendo POTUS mientras vive, aunque en vez de ocuparse de gestionar los asuntos de la nación, se ocupe casi exclusivamente de dar conferencias, inaugurar sedes nuevas de clubs de Leones o recaudar fondos para la Fundación que lleva su nombre.

     

    Hace unos días, el Consejo de Gobierno de Canarias estableció que el presidente del Gobierno de Canarias mantiene eternamente el título de Presidente, aunque pierda sus funciones. Una deja de ser director general o consejero cuando lo cesan, pero si el Parlamento aprueba finalmente la norma presentada por el Gobierno de Torres, Torres no dejará nunca de obsequiarnos con su magnífico porte presidencial, digna del rey Targaryan de la Casa del Dragón.

     

    Torres será como Bush Jr. y Obama. Trump, sin embargo, podría perder el tratamiento si acaba en prisión a resultas de su participación en el intento de golpe de Estado que supuso la toma del Capitolio, o por la ingeniería fiscal de sus empresas o por el robo de material clasificado. Teniendo en cuenta lo fácil que es para un político acabar procesado y empurado en este país nuestro, quizá fuera bueno que la regla del tratamiento presidencial incorpore también preventivamente un epígrafe sobre los motivos para perderlo. Por si las moscas.

     

    En realidad, lo de menos es el tratamiento: se trata de una cuestión meramente protocolaria, casi de educación. Lo importante de la norma que Torres lleva ahora al Parlamento es si se ha de pagar una pensión o compensación vitalicia a los presidentes. Ese es la verdadera cuestión a debate (un debate en el que sospecho que el 95 por ciento de los ciudadanos tienen una posición bastante definida), y el motivo que hay detrás de la muy recurrente aparición del asunto cada vez que está a punto de acabarse una legislatura. Torres se ha sacado de la manga toda una ley de la Presidencia y del Gobierno para dejar los sueldos sin resolver, pero encarrilados. La posibilidad de que los presidentes (ya no serán ex) reciban renta o prestación económica con cargo al Presupuesto de la región, se deja al albur del desarrollo reglamentario de la ley, un truco para que sea el próximo el que se moje y asuma el desgaste de sumar media docena larga de salarios al esfuerzo fiscal de los contribuyentes. Ese reglamento establecerá si los presidentes cobrarán o no, y en el caso probable de que sea que sí, cuanto cobrarán, y como lo harán: si lo que cobren será en forma de salario, si dejaran de percibir compensación económica tras la jubilación, si tendrán prestaciones tipo dietas… en fin, todos los aspectos que nadie se ha atrevido hasta ahora a regular, y que el Gobierno de Torres quiere que sea despejado por el próximo Parlamento. 

     

    Desde el Gobierno se reconoce que lo dejan para más adelante, porque el asunto se presta a demagogia. O sea: podría ser perjudicial en año electoral. Una fuente gubernamental y anónima citada por los medios asegura que podría justificarse por analogía: los ex presidentes españoles cobran. Lo hacen no por ser ex presidentes, sino por pertenecer como consejeros natos y permanentes al Consejo de Estado, una institución cuya función es dictaminar sobre las consultas que le hace el Gobierno, velando por la observancia de la Constitución y del resto de ordenamiento jurídico, y por el correcto funcionamiento de la Administración Pública. La fuente anónima y gubernamental citada por los medios, cree que podría ser una buena idea sortear el problema de los salarios creando aquí un órgano parecido al Consejo de Estado para que los presidentes cobren por hacer algo. Y yo creo que no. Primero porque ya existe en Canarias un órgano que –a nivel regional- hace las funciones del Consejo de Estado, que es el Consejo Consultivo. Y segundo, porque el Consejo de Estado nos cuesta 14 millones de euros, y los ex presidentes españoles cobran 106.000 euros al año como consejeros natos y permanentes. Incluyendo seguros sociales, eso suma poco más de medio millón de euros.

     

    Si al final los partidos se van a poner de acuerdo en una fórmula para pagarle un sueldo a los presidentes canarios, mejor hacerlo sin rodeos ni complejos. Nos va a salir muchísimo más barato.

     

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