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Otra historia de espías

Francisco Pomares

 

Coincidiendo con el Día de Canarias, el ex ministro Otero Novas, responsable del Presidencia con Adolfo Suárez ha desvelado que el Gobierno de España recibió una contundente advertencia de Estados Unidos a finales de 1977: en sus palabras, “o España entraba en la OTAN, o Canarias sería independiente”. La amenaza, que el ex ministro atribuye a una detección filtrada por los propios servicios secretos estadounidenses al CESID (predecesor del actual CNI) se produce casi año y medio después del encuentro en Moscú de varios dirigentes del PSOE –Felipe González, Luis Gómez Llorente y Miguel Boyer- con el secretario general del PCUS, Leonidas Breznev, en la que los socialistas se comprometen formalmente a evitar que España entre en la OTAN. Eso fue medio año después de la muerte de Franco,  y en noviembre, cuando apenas había transcurrido un año del óbito, y cuatro meses desde que el rey nombró a Suárez para sustituir a Arias Navarro, se produjo otro encuentro –este secreto- en  domicilio de Suárez en Puerta de Hierro, con Otero Novas y el embajador de la URSS en Madrid, Sergei Bogomolov, convocado por éste con extrema urgencia. Bogomolov trasladó un mensaje: “Breznev me da la orden de que le transmita que esta noche se ha clausurado la Asamblea del Pacto de Varsovia, que ha acordado comunicar al Gobierno español que cualquier posible entrada de España en la OTAN pone en peligro la paz mundial”. Repetido por Novas, testigo de excepción, el mensaje suena a amenaza.

 

En política internacional las amenazas no son una novedad: pero en el juego de poder geopolítico que ha supuesto desde su creación la expansión de la OTAN en Europa, y que hoy sirve de  excusa rusa a la guerra de Ucrania, la amenaza americana de apoyar la independencia de Canarias es una novedad que explicaría el cambio producido en la posición del PSOE sobre la OTAN –después de que España se incorporara bajo el Gobierno de Calvo Sotelo- y probablemente también –así lo insinúa el ex ministro Novas- el atentado contra Cubillo y el fulminante cierre de Radio Canarias Libre. El atentado contra Cubillo se produjo muy pocos días después de que el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, anunciara el 4 de abril del 78, y a título personal, su criterio de que España debía incorporarse a la OTAN. Ese fue –según Novas- el mensaje que precipitaría el atentado contra Cubillo, su posterior destitución como secretario general del MPAIC, uno de los movimientos independentistas más trufado de topos de la historia, y la degradación operativa del movimiento, abandonado por Argel a su suerte. Sobre el atentado de Cubillo, –a pesar de las investigaciones de la Audiencia Nacional- siguen existiendo un montón de aspectos oscuros. Uno de ellos, la participación en la operación de los servicios secretos alemanes, el espionaje europeo más monitorizado por la CIA.

 

Otero Novas es un hombre mayor, tiene ya 82 años, y ha elegido un medio sin gran impacto o credibilidad pública, para ofrecer una versión de la historia que algunos creemos absolutamente fundada. La del independentismo cubillista, alimentado artificialmente en sus orígenes por la URSS y sus aliados africanos, y liquidado después con el apoyo de EEUU, en el contexto de los años finales de la Guerra Fría.  Una historia no exenta de locura y romanticismo, que lo que demuestra hasta qué punto los seres humanos somos gotas de agua en un océano que mueven los vientos de los poderosos. Cubillo era un ser humano con enormes defectos –entre ellos una mentalidad autoritaria y conspiranoica- pero que creía en el valor de lo que hacía. Su movimiento fue utilizado por los servicios secretos, y él acuchillado vilmente en un zaguán, para liquidar la opereta que había montado. Probablemente nunca se sabrá quién movió ese atentado. La versión que insinúa Otero Novas a mí me parece muy creíble.  

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