Ni en tu casa ni en la mía
Por Álex Solar
Cierto es que no hay nada previsible. Contemplo las predicciones de los hombres (y las mujeres) del tiempo, los vaticinios de los economistas en sus pizarras de la televisión y me digo que todo es mentira, como en el tango. Pues bien, todos sabemos que habrá nuevas elecciones, por estos mismos agoreros y porque tenemos indicios muy claros de que esta ecuación es irresoluble, porque España y los españoles somos así, sino seríamos alemanes, suecos…o chilenos. Digo esto último porque en ese país andino los enemigos irreconciliables antes y durante la dictadura, lograron un acuerdo que ya dura más tiempo que el período de gobierno militar, para hacer avanzar un país que hoy resiste la crisis global y tiene aún un bajo índice de paro.
Los políticos de este país nos han demostrado que son hábiles, como trileros , para mostrarnos el dado ganador bajo el cubilete. Pero a la hora de volcarlo, ganan siempre ellos. Ninguno ha pensado más que en su propio culo, en los sillones donde posarlo, en esta carrera de egos. Me dan verdaderas náuseas cuando los veo en los noticiarios tan animados en las mesas de negociación, dándose palmotazos y codazos o sonrisas de complicidad. Y mientras tanto, el tiempo pasa y ni en tu casa ni en la mía se pasa la escoba.
El presidente en funciones ha declarado que estamos en el mismo lugar que el día 21 del año pasado. Eso es incierto, ya que no vivimos en una película como el Día de la Marmota y en esta ficción política no hay vuelta atrás, desafiando las teorías einstenianas. Han pasado cosas, solo que no las que esperábamos los ingenuos electores, que hemos visto que el voto de izquierdas en realidad va a ser el del centro derecha y el de la derecha, aunque relativamente mayoritario, un cero a la izquierda.
Desde el extremo del espectro social demócrata leninista (si es que eso se puede comer de alguna manera) nos proponen una receta valenciana, que tiene más ingredientes que la popular paella, pero a la que le falla la cocción. En el otro extremo, un ilusionante programa que se resume en más de lo mismo. O sea, lo mismo que nos ha traído a este choque de placas tectónicas en cámara lenta.
Desde aquí quiero agradecer a todos ellos, a la clase política, por demostrarnos su valía. La próxima vez les votará Rita, no la valenciana, sino la cantaora.