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Las flores del mal

Por Francisco J. Chavanel

 

 

Será muy difícil que el tren no descarrile. El poder derrite hielos, acerca montañas, muta a monstruosas criaturas en personas tiernas y accesibles. Pero, entre los dos, entre CC y PSOE, sólo una parte desea protegerse en la gloria.

 

Ambos están cansados de aguantarse. El PSOE ha agachado demasiado la cabeza. Le costó la división polimórfica de Tenerife, la de la Palma y la de El Hierro. Ahora, con Patricia Hernández en la Vicepresidencia, la única que parece feliz es ella. Su capacidad para defender a los suyos es pobreza y aridez. Javier Abreu no le tolera que le haya pedido sumisión total para que Hernández disfrutara del cargo. Le han metido el gol de Lourdes Quesada -todavía no explicado-, y ya no hace nada para frenar el de Fajardo. Al contrario, da la impresión de que acaba de pactar con Loli Corujo el control del grupo parlamentario a cambio de los votos del despacho de abogados más próspero de Lanzarote, pensando en 2016 y en las elecciones internas socialistas.

 

Alpidio Armas parece muy seguro de sí mismo. Garantiza que nadie le ha llamado del partido para solicitarle un cambio de opinión. Ni de Madrid ni de Canarias. Hay que creerlo. Seguro que es cómo lo cuenta. Eso lo explica todo. El cansancio socialista, el hartazgo, la decisión final: CC no les va a romper más de lo que están; no van a echar a los censurantes de El Hierro, no van obligar a los socialistas conejeros a hacerle la ola a Pedro Sanginés. No van a luchar más por mantener la primogenitura. Si CC busca una excusa en Frontera para echarlos, adelante. Los dirigentes socialistas canarios prevén tan cercano el triunfo en las Generales de Pedro Sánchez, un gobierno presidido por él, que están deseando pasarle la factura a Clavijo el día después.

 

¿En qué momento se jodió el Pacto? Yo diría que en dos: cuando la foto de Clavijo con Soria, preámbulo del encamamiento con Rajoy, y cuando Román Rodríguez anuncia un pacto con los socialistas para las Legislativas, asumido por éstos. Los dos, a su manera, son desleales con su compañero de viaje. CC le pone los cuernos al PSOE con el PP, y el PSOE a CC con NC.

 

Los efectos del cansancio en el Gobierno canario son notorios. Desprende la imagen de un pobre diablo, mostrando huesos y languidez, incapaz de estar a la altura. Hay consejerías socialistas donde sus miembros más destacados tienen la maleta preparada. Notan en el trato que están de tránsito.

 

Coalición está convenciendo a los suyos. No nos entendemos, no hay manera. Si no conseguimos un pacto donde respeten nuestras posiciones esenciales en ámbitos municipales y cabildicios, mejor dejarlo. Partido Popular y Casimiro Curbelo están preparados.

 

Este amor rezuma abulia, no hay incienso sobre un jardín de rosas. De los muchos pecados cometidos sólo uno no es perdonable: el tiempo perdido. La población canaria está harta de enemigos exteriores y de gobiernos basados en el victimismo. Paulino hizo dos: uno contra Juan Fernando López Aguilar, y el otro contra Soria. Las consecuencias son mayor retraso del Archipiélago en casi todas las coordenadas: pésima Sanidad y Educación, datos de desempleo para dar vergüenza, los sueldos más bajos de España, la alimentación más cara de España, la gasolina más cara de España, dependencia exterior absoluta, y un estado de ignorancia general, con una legión de batasunos ordeñando la vaca del nonismo que hacen muy complicado cualquier progreso.

 

La clase política no piensa en el interés general. Mantenerse al frente de los presupuestos, estar atento a que una conspiración no te quite, exige un esfuerzo físico e intelectual tan brutal que impide cualquier política seria y rigurosa que calme la soledad que sienten los ciudadanos hacia quienes los representan. Este pacto está muerto, el cerebro no da señales de vida. Es posible que unos herreños -da igual de qué parte sean- terminarán por desenchufarlo.

 

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