PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

La U.D. Las Palmas me emocionó


Por Antonio Coll

 


Siempre he sido del Barça y aún permanece la alegría de la conquista del “triplete”. Pero, tengo que reconocer que esa misma alegría la he sentido con el ascenso, a la liga de las estrellas, de la U.D. Las Palmas. Fue emocionante el último partido. Y con el pitido final del árbitro, todos los sentidos se engrandecieron, se magnificaron: ¡Las Palmas, equipo de Primera División! ¡Trece años después! El fatídico último minuto de descuento, el año pasado, con el Córdoba, vino al recuerdo y exclamé: ¡hoy se ha hecho justicia! ¡El fútbol canario se ha merecido estar en el campeonato de élite! ¡Jóvenes deportistas canarios, salidos de la cantera, han hecho una proeza! Las adversidades de antaño desaparecieron y en mi mente aparecieron destellos de colores, abundando el amarillo, azul y blanco, con las siete estrellas verdes. Mezclé fútbol con política, con banderas, con símbolos. Me convertí en un nacionalista canario cuasi perfecto. Una urna envuelta con la bandera canaria me exaltó a lo más sublime. Mi mente descontrolada, me llevó a los éxitos del Barcelona, a la final de la Copa del Rey, de la Champions. Jonathan Viera se convertía en Messi. Araujo en Luis Suárez. En el recuerdo, el minuto 91 de Las Palmas-Córdoba, cuando algunos espectadores invaden el campo, aún sin cumplirse el tiempo reglamentario. En unos segundos, el júbilo se convierte en decepción cuando el Córdoba empata, tras recibir el andaluz Ulises Dávila un rebote en el área pequeña. Las Palmas se queda en Segunda y el presidente Ramírez contenía su rabia, tras el enfoque de las cámaras de televisión. No era para menos. Por eso, la directiva canaria tomó todas las preocupaciones para el partido del domingo, día 21 de junio. Los “trágicos” sucesos de la pasada liga no podían repetirse. Para el partido con el Zaragoza, 500 efectivos policiales acordonaron el campo de fútbol con vallas de seguridad. Cuando Araujo marca el 2-0 en el minuto 83, se encendieron todas las alarmas. No era para menos. Yo mismo, desde el sillón de mi casa, exclamé ¡tranquilos! a toda la afición. No sé si, a través de las ondas electromagnéticas, mi mensaje fue captado por los más de treinta mil aficionados; pero esta vez, ningún energúmeno pasional saltó al campo de juego. Una y otra vez encendía mi puro “Flor de Canarias”, para no morderme las uñas. Me dije para mis adentros que todo era cuestión de paciencia. Faltaban 7 minutos más el descuento. ¡Una eternidad! La memoria me trasladaba al año pasado, era una pesadilla…Pero el encuentro finalizó y explotó el júbilo. El sueño se había cumplido. ¡Esta vez sí! La angustia había desaparecido y no pude reprimir unas lágrimas. El presidente Ramírez hasta se afeitó la barba de varias semanas. Había que estar guapo para la celebración, exclamó en Canal +.

 

Seguiré con el abono de Canal +. Ahora tengo dos equipos en primera división y justifica el gasto. Cuando llegue la fecha del enfrentamiento mutuo, posiblemente, el equipo de la tierra tire más. Es cuestión de sentimientos. El fútbol canario está de enhorabuena. Nuestra cantera ya tiene equipo para identificarse. Nos espera tardes y noches de gloria y, naturalmente, de sufrimientos. Esto es fútbol, el rey del deporte.

Comentarios (10)