La mala conciencia del ministro
Por Francisco J. Chavanel
Esto va muy rápido. El ministro de Ultramar, como diabólicamente diabólicamente le llamara Román Rodríguez, tiene sus días contados en el Gobierno de Rajoy, al igual que el propio ejecutivo central. Quedan tres meses o cuatro, a lo sumo, para la convocatoria de las elecciones generales. Ese es el periodo del que dispone Soria para calmar su conciencia y el pésimo concepto que tienen de él una parte importante de los habitantes del Archipiélago.
El autor de la obra “El asedio a Canarias entre 2011 y 2015”, alejándonos de cualquier financiación mínimamente parecida al lugar más recóndita de España, quitándonos fondo de empleo, parte de nuestra conectividad interior y exterior subiendo el precio de las bonificaciones aéreas, colaborando en la venta de Aena sin contar para nada con el Gobierno canario; el “sumo pontífice” que bloqueó el REF, las renovables, y todo aquello que fuera útil para mejorar la calidad de vida del Archipiélago; el principal responsable de recortes sin cuento en la sanidad, educación y en los recursos básicos, porque se empeñó en extraer petróleo de un lugar donde no había…, ahora es nuestro mejor amigo: desea hacerlo, ayudar a debrozar lo que contaminó con arteras mañas, nos promete el oro y el moro, y yo no sé si tiene tiempo y, sobre todo, si goza del prestigio suficiente dentro del gabinete rajoyano para conseguirlo.
De momento ya no es ministro de Economía, sustituyendo a De Guindos, después de que este perdiera la votación definitiva en el Eurogrupo por un voto. No pesamos nada en Europa y nuestro papel de palmeros, jaleando las políticas austericidas de Merkel contra Grecia, nos dejó en el rincón.
El ministro Soria ha hablado con Fernando Clavijo en los siguientes términos: hay que aprobar ahora la parte económica del REF. Apenas hay tiempo. Si alcanzan el gobierno central Podemos o Ciudadanos ese documento no saldrá: los dos son partidos obsesivamente centralistas y querrán homogeneizar a Canarias como si fuera Albacete o León. El panorama es: elaborar un documento ya, presentarlo en el Parlamento canario en septiembre, aprobarlo y, luego, de prisa y corriendo meterlo en el Parlamento nacional… Segunda cosa: las renovables, pienso desatascarlas; quiero que se inviertan los 700 millones de euros que están pendientes, y quiero otorgarle la seguridad jurídica suficiente para que los bancos no pongan pegas… Y hay más: quiero resolver lo de la financiación, tocando los presupuestos si es posible, circunstancia a estas alturas muy complicada…, pero al menos dejar colocado el asunto para resolver el déficit anual -800 millones de euros aproximadamente- en 2016… Este es el José Manuel Soria que le habló a Clavijo el pasado lunes. El dueño de un supuesto tesoro dispuesto a dar los mejor de sí en estos últimos cuatro meses.
Para que las palabras se conviertan en actos habrá cumbre política sobre el día 27 de julio en Canarias. Asistirán cinco secretarios de Estado y el citado ministro. Pero, atención, dos días después Montoro, el responsable de la hacienda pública, ha convocado a las comunidades autónomas para explicarles cómo será la política fiscal que piensa aplicar. Ahí se sabrá si Soria habla en serio o no. Si tiene capacidad de maniobra o, como otras veces, Montoro le corta las alas. La credibilidad de las promesas de Soria dependen de Montoro y eso es inquietante