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Gritos anacrónicos en la Universidad

Mar Arias Couce

 

Parece ser que el jaleo mediático que se ha montado en Madrid en una universidad privada por cumplir con una tradición arcaica consistente en chillar barbaridades, los chicos a las chicas, y que ellas les devuelvan a voces las aberraciones, se ha saldado con la expulsión de uno de los alumnos.  El asunto, que se ha convertido en tema de Estado, porque tiene mucha chicha y todo el mundo quiere aprovechar para posicionarse como una persona de bien que desprecia semejantes disparates, por eso y porque somos un poco ‘Sálvame’ en esta España nuestra, se ha sobredimensionado, en mi opinión. O, por lo menos, no se ha interpretado del todo correctamente. En su contexto.

 

Parto de la base de que no tiene ningún sentido que, en pleno siglo XXI, un tipo con acné, con las hormonas a mil y el cerebro en vías de construcción, se ponga a vocear como un pastor de cabras del siglo XIX lo que le hará a ‘las mozas’ en la azotea del colegio mayor (probablemente, a la hora de la verdad no se atrevería ni a invitarlas a tomar una cerveza, pero gritar es fácil y mucho más jaleado por otros tipos con las hormonas locas). Tampoco lo tiene que ellas les respondan a voz en grito, ‘que sí, que vale, pero que ellos más’. No se puede dudar del machismo latente que hay en semejantes declaraciones anacrónicas. Ni de que como costumbre, rito o tradición es para hacérselo mirar… Pero tampoco hay que obviar el contexto en el que se hicieron. Se trata de una tradición, de unas novatadas, en las que los alumnos mayores, supongo, les dirán a los más jóvenes y recién llegados lo que le tienen que gritar a las chicas “porque aquí se hace así desde hace 20, 30 o 40 años”. Mal, sí, pero se hace y se permite desde hace décadas…

 

¡Décadas! Llevan décadas insultándose y comportándose como animales en celo, con perdón por los animales que nunca se dirían semejantes cosas. Llevan décadas dedicándose todo tipo de palabras de tono subido… Y es ahora, ahora que algún atontado (porque hay que ser atontado para subir semejante barbaridad a las redes sociales) lo ha publicado en Tic toc, en Instagram o donde lo haya hecho, nos damos todos por enterados… ¿El decano de la Universidad? ¿El director del colegio Mayor masculino? ¿El del femenino? ¿No lo sabían? ¿En Serio esto se salda echando del colegio al ‘del acné’?

 

Pues yo no lo entiendo. Para mí, lo lógico, al margen de erradicar semejante tradición desde ya, es ir a la yugular de quienes llevan 20, 30 o 40 años sabiendo que esto sucede y permitiéndolo. Más aún porque llegado el momento, en lugar de dar la cara y decir, “Señores es culpa nuestra, que lo hemos permitido sabiendo que no debíamos”, le van a echar el muerto al del acné. Después sí, después al que lo repita lo mandan a su casa, pero primero debe irse el que se supone que está a cargo de la educación de todos esos estudiantes. Sobre todo, porque entiendo, que para él sí era correcto que un chico le gritara a una chica todo lo que le gritó… Si no se empieza por ahí, no tiene ningún sentido el debate.

 

A veces las cosas de este país me parecen de episodio de serie cómica. Y de las malas.

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