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Dijimos adiós a Dios

Por Álex Solar

 

 

¿Es Ud. ateo? Pues yo también, y prefiero no agregar que es “por la gracia de Dios”. Mis padres lo fueron, además de marxistas y yo no iba a ser menos, por mucho que una de mis abuelas se empeñaba en enseñarme a rezar. Fui bautizado (en una parroquia donde se ofrecían ceremonias de “primera, segunda y tercera”), más que nada por convenciones sociales  tan inevitables como las comuniones, aunque las concesiones en ese sentido no llegaron a tanto. Mi abuelo paterno había sido masón, por lo tanto debían guardar un sagrado respeto a su memoria.

 

Estoy leyendo “Dios no existe”, recopilación de textos de destacados ateos y agnósticos, por  Christopher Hitchens, quien en vida fue ateo y marxista furibundo, eterno disidente más tarde, disparando contra credos y creencias  de todo tipo, también las políticas. Porque hay muchos ateos que son devotos de San Karl Marx, San Karl Popper, San Leo Strauss, o San Adolf Hitler incluso. Lo más coherente debería también ser “ateo político”, en el sentido en que lo fue Georges Palante, filósofo nietzscheano de izquierdas al que no se la daban con queso los perseguidores de utopías políticas con sus soluciones-milagro: “No hay que esperar de un principio social, sea cual sea, el Paraíso terrenal”, escribió. Su maestro, Nietzsche, se preguntaba: “¿Cómo una innovación política bastaría para hacer de los hombres, de una vez por todas, los felices habitantes de la tierra?”.

 

La ciencia no puede explicar el misterio del Universo, por lo tanto ante la idea de Dios se mantiene escéptica. Einstein no concebía la idea de un “dios personal”, según un texto incluido en el libro de Hitchens. Más bien, como le contestó a un rabino que preguntó al respecto, creía “en el dios de Spinoza”, filósofo judío que veía la divinidad en “la armonía ordenada de lo que existe”. Ese misterio, para Einstein, era la emoción que motivaba al científico y la verdadera madre de la Ciencia, el Arte y la Religión, aunque en este último caso, “teñida de miedo”.

 

El bueno de Hitchens murió víctima de un cáncer. Si estaba equivocado, estará tostándose en el Averno. Pero si Dios es “bueno” (Hitchens lo negaba en uno de sus títulos más famosos, “God is Not Great”, traducido como “Dios no es bueno”) lo tendrá en su seno, como espero que  tenga a todos los que fueron quemados por la Inquisición, por ser  ateos, brujos, herejes o creer en la Razón y la Ciencia.

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