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Del REF como excusa


Por Francisco Pomares

 

 

Los tiempos políticos no tienen absolutamente nada que ver con la realidad: el Parlamento de Canarias autorizó ayer a Paulino Rivero para iniciar conversaciones sobre el REF económico con Mariano Rajoy. Desde el punto de vista práctico, la autorización de marras es una auténtica chafarmejada, teniendo en cuenta que a Rivero lo quedan dos telediarios y medio, antes de mandarse a mudar para su nueva mansión del Sauzal y su carguito de 80.000 euros en el Consejo Consultivo. Pero la aprobación de la autorización, que el PP pretendió dejar para que resuelva el próximo Parlamento, aunque al final se sumara a la propuesta, es en realidad una manifestación coral de los partidos que apoyan al actual Gobierno, para que quienes hoy gobiernan en Madrid sepan que no pueden dilatar el REF hasta que el PP entre (o no) en el Ejecutivo regional.

 

Al final, la autorización de marras es otro pequeño peldaño más en la estrategia definida por Fernando Clavijo, que persigue que las próximas negociaciones para formar su Gobierno no sólo como un resultado puro y duro de lo que manden las matemáticas electorales, sino también como un mecanismo para medir la sensibilidad de los dos grandes partidos nacionales en tres cuestiones concretas que son hoy vitales para las islas: la reforma del Estatuto, la reforma de la financiación y el REF económico. En los tres asuntos, el PP ha mantenido hasta ahora una posición básicamente contraria a la del Gobierno de Canarias. Pero si los resultados electorales confirman las tendencias apuntadas en los sondeos y vuelven a convertir a Coalición en la clave para la formación del próximo Gobierno, Clavijo va a jugar la carta de poner a prueba al PP en esos tres asuntos claves, en los que –al menos desde la oposición- el PSOE se ha presentado mucho más próximo y cooperador.

 

En ese sentido, unas muy recientes declaraciones de Ana Oramas pidiendo que si Coalición es la fuerza política más votada, Clavijo gobierne en solitario hasta la celebración de las generales (y luego ya se verá), indican que los nacionalistas quieren volver a jugar al juego que tanto practicaron en pasadas legislaturas, que es el de hacerse valer en Madrid con una estrategia de fuerza y negociación permanentes.

 

Con la aplastante mayoría absoluta del PP eso era imposible. Pero aquí están cambiando las cosas a velocidad de vértigo. La autorización a negociar el REF que recibe Paulino es en realidad una autorización a Clavijo para atornillar los compromisos que han de definir y dar forma a su Gobierno y a los pactos que lo sostengan.

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