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¡Ay, la mayoría!

Francisco Pomares

 

Hay buena literatura, como la hay mala. Por desgracia, la política es casi siempre literatura pésima. Y aburrida: ayer Fernando Clavijo y Manuel Domínguez anunciaron un acuerdo perfectamente previsto desde antes incluso del cierre de las urnas, y con voluntad de largo recorrido. Un pacto materializado al final como resultado de tres evidencias indiscutibles: una, la imposibilidad de la izquierda canaria y sus partidetes de apoyo –Nueva Canarias y los de Curbelo- para sumar los votos suficientes que permitieran cualquier fórmula de gobierno. Otra, la más que obvia sintonía personal entre dos alcaldes de pueblo –Clavijo y Domínguez- con biografía y química política común. Y, por último, el deseo y la voluntad de acabar con años de discurso histriónico, propaganda para tapar las mentiras y un catálogo inacabable de ocurrencias y memeces. expresada por la mayoría. La mayoría, que palabra más maleable. Sirve igual para un cosido, un zurcido o un barrido. Es cierto que esas mayorías -que el domingo 28 acudieron a votar para sacudirse a Pedro Sánchez de encima, acabaron dándole al ínclito una patada en trasero ajeno, el trasero del ángel de Canarias, nuestro sufrido, laborioso y nunca suficientemente ponderado presidente Torres. Que la política es injusta no es un gran descubrimiento, sobre todo injusta con los que pierden. Pero… ¿Qué es perder? Perder es no poder gobernar: juguemos con los números: dejando a Curbelo fuera de las ecuaciones (aun cuando me la juego a que estará dentro antes de acabar la semana), los partidos del pacto de progreso que obtuvieron representación parlamentaria suman 310.091 votos, 344.722 si se cuenta a Podemos. Los partidos de la derecha con representación parlamentaria suman 453.752 votos. Es verdad que Torres sacó 239.070 votos, casi 50.000 más que Clavijo, y casi 70.000 más que Domínguez. Pero también es cierto que Clavijo y Domínguez juntos suman 123.000 votos más que Torres.

 

Y eso es lo que se hizo ayer patente en el anuncio del hotel Iberia en Las Palmas, que hay una nueva mayoría de dos partidos a los que en los próximos días se sumaran otros dos, y que esos dos partidos cuentan con 34 diputados, a los que se sumaran cuatro más antes de acabar esta semana, frente a los 23 más cinco -28- con los que, cuenta Torres. ¡Que injusta es esa ley electoral que promovieron Torres y Román! Una ley aplaudida a rabiar hace cuatro años, cuando les permitió gobernar, y que creen que hay que cambiar ahora, porque ahora hay otros a los que se ha votado más.

 

Al asunto de nuevo: Clavijo y Domínguez anunciaron ayer el pacto que permitirá a Coalición y el PP hacerse con el Gobierno, con cuatro cabildos (a mí me salen dos, los de La Palma y Fuerteventura no salen por este acuerdo), y un porrón de ayuntamientos entre chicos y grandes. En el Gobierno habrá once consejerías, seis para Coalición y cinco para el PP, con cruces de cargos públicos entre ellas, para garantizar homogeneidad en el nuevo ejecutivo, y un cambio efectivo de las políticas que la mayoría social (de nuevo, la mayoría)ha rechazado. Grosso modo: reducción de impuestos, una mejora sustancial de la gestión sanitaria, más vivienda social, reforma y modernización de la administración, apuesta por la formación profesional, la investigación, la cultura, la identidad y sustituir la política del ‘cheque para todo’ por la de crear condiciones que permitan a la gente valerse por sí misma. Más: Clavijo será de nuevo presidente, y Domínguez vicepresidente, pero el resto de los nombres –incluso el de quien ocupe la presidencia del Parlamento, que le toca al PP, probablemente a Astrid Pérez- se dejan para anunciarlos más después, como lo que ha de tocarles a los herreños y gomeros cuando entren hoy y mañana en el reparto, aunque ya se supone que los herreños se quedaran con ganadería y los gomeros con lo todo lo que tenían antes y alguna cosa más, pero sin Turismo, que es para el PP.

 

Les dije al principio que hay buena y mala literatura, y ahora les cuento que los notarios de este parto han intentado montarse una presentación en etapas para darle algo de suspense a la historia, pero les ha salido un poco rana, porque aquí el que no corre vuela y 34+1+3 siempre sumará más que los 23+5 de Torres. Hay quien ha querido añadir salsa al guion con la historieta de un de una nueva convocatoria electoral –otra más- por bloqueo de Vox y Curberlo, para mayor gloria del ángel Torres. Pero eso más que suspense, es ciencia-ficción. Sólo faltaba en la historia Vicky Rosell con antenas postizas y una pistola de rayos.  

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