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19 medidas + 1

Francisco Pomares

 

Rafael Yanes compareció ayer en el Parlamento, flanqueado por todos sus adjuntos, mostrando la unanimidad de la Diputación del Común, haciendo patente que el consenso es necesario para lograr resultados y avanzar. Se trataba de presentar el informe sobre la situación de la Dependencia en Canarias durante 2021 ante la Comisión de Derechos Sociales, y dejar claro que hay que asumir que las personas dependientes se encuentran en peor situación en Canarias que en el resto de las regiones españolas. Es algo que ocurre desde hace tiempo, y que no mejora, a pesar de los esfuerzos económicos y de personal que ha realizado el Gobierno en los últimos años, dotando de más recursos dinerarios y humanos a la Consejería y la dirección general. Yanes recordó ante Santana que los datos del Ministerio, los de los directores, los de la Diputación y las instituciones similares del resto de España, son contundentes y hacen inútil ocultar la situación.

 

El informe presentado insiste sobre la realidad de las cosas, pero también propone un paquete de 19 medidas para mejorar las cosas. No es una competencia directa de Yanes ese trabajo, pero lo que plantea no es ni baladí ni superfluo: lo que el Diputado del Común espera es poder abrir un debate público sobre el mayor problema social que padecen las islas, que es el del abandono por parte de las administraciones de miles de personas indefensas y desvalidas, a las que no se aplica la ley ni en sus plazos ni en la asignación de las ayudas que se libran, y a las que no se atiende en sus derechos.

 

Son muchos y diferentes los problemas a los que debe atender la consejería de Derechos Sociales, desde la atención a menores emigrantes, el desastre recientemente denunciado de algunos centros de acogida, la situación dramática en la que viven centenares de niños mal atendidos, la recurrencia de la violencia contra las mujeres, las dificultades para una igualdad efectiva, la ineficacia de las administraciones para responder ante la pobreza, la pésima canalización y el retraso en la prestación de las ayudas, los problemas de cientos de mayores solitarios y olvidados… la lista de necesidades es interminable, pero si hubiera que empezar por uno, creo que la Dependencia, por el mero hecho de ser el indicador en que estamos peor, debiera centrar parte de los esfuerzos que a veces se gastan por la Consejería en disparar con pólvora de rey, vender costosas iniciativas que quedan en mera propaganda, o retorcer la presentación de los datos es un esfuerzo vano por salir la consejera mejor en la foto.        

 

El Informe de Yanes sobre la Dependencia presenta 19 medidas, como actualizar el catálogo de servicios, aumentar los de cercanía y la teleasistencia, las ayudas a domicilio y la atención en centros de Día, creando centros de Noche e implantando la prestación económica para la asistencia personal. En realidad, todas las medidas se resumen en cuatro: más presupuesto, más personal, apoyarse en ayuntamientos y cabildos y simplificar la tramitación del expediente, que mantiene la duplicidad original, y que hoy se ha burrocratizado hasta el extremo de resultar una auténtica carrera de obstáculos a la que se enfrentan tanto quienes solicitan las prestaciones como el personal que debe tramitarlas. Yanes recordó ayer que donde se ha simplificado la tramitación se ha logrado sacar a miles de personas de esos limbos en los que condena la administración a quienes más necesitan su ayuda.

 

Desde que fue alcalde de Güímar, y también durante su corto paso por Educación, Yanes ha demostrado que se preocupa realmente por las personas, y que las palabras no bastan. Por eso su informe plantea formatos de ayudas complementarias a la propia prestación por dependencia y un sistema de anticipo mínimo para que las familias afronten situaciones de emergencia. Concluye –y llega ya tarde, esa es la verdad- pidiendo una última medida, un Pacto por la Dependencia como el que se quería intentar la pasada legislatura y se dinamitó reprobando a la consejera Valido, sólo para demostrar que era políticamente viable hacerlo. Fue algo tan inútil como inútil sería hoy reprobar a Noemí Santana por agravar esta catástrofe de años. La pelea política, la hiperideologización, el conflicto y los pulsos entretienen la política pero no ayudan a los que necesitan ayuda. La medida 20 que Yanes reclama es enterrar el hacha de guerra y hacer las cosas de común acuerdo, con sentido común, pensando en la gente común que lo necesita.

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