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La Geria, sentido común

 

El director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentario (ICCA), José Díaz Flores, realizó días atrás unas declaraciones a Lancelot Radio que entendemos valientes y coincidentes con lo que opinan muchos lanzaroteños, sobre todo la mayoría del sector vitivinícola. Flores declaró que un exceso de protección puede perjudicar el desarrollo del paisaje de la propia Geria. Ha dicho lo que el sentido común aconseja: que hay que permitir usos complementarios comerciales a las bodegas como e recoge en la modificación del Plan Especial de La Geria. En esa modificación puntual solicitada por el sector vitivinícola se contempla el aumento de edificación de las bodegas para que todas puedan regularizar su situación urbanística. La mayoría se han visto obligadas a construir y aumentar su superficie inicial para adaptarse al crecimiento de la actividad. Todo el mundo tiene claro que el paisaje de La Geria se mantiene actualmente porque hay 1.750 pequeños y medianos viticultores que mantienen y cuidan todos los años sus parras. Y las cuidan porque hay bodegas que les compran la uva. Sin agricultores no hay uva y sin bodegas que la compren se abandona el paisaje. Desaparecería La Geria. El negocio del vino en Lanzarote, por suerte, funciona razonablemente bien desde hace unos ocho años, ayudado por la labor que en su día realizó el Consejo Regulador del Vino, promocionando nuestros caldos en el exterior y sentando ciertos criterios básicos de competitividad. Para que funcionaran bien las bodegas se han visto obligadas a crecer e introducir actividades complementarias, como tiendas, cafeterías y restaurantes en donde se celebran eventos diversos (bodas, bautizos, presentaciones, conferencias, actuaciones musicales...).

 

Regularizar para proteger

 

En definitiva, se trata de hacerlas competitivas. Y precisamente lo que pide el sector es que todo ese crecimiento que ha experimentado se regularice con la modificación numero 1 del Plan Especial de La Geria. El sentido común advierte que esa modificación se deben aprobar sin más por positiva para ese paisaje a proteger pero, como siempre, por cuestiones de venganza contra ciertos empresarios que han revolucionado el concepto de La Geria en positivo, hay determinados sectores que trata de viciar el debate para evitar esa modificación. Y en esas estamos. Lleva el sector dos años, que se dice fácil, para aprobar una simple modificación que dejaría todo como está pero regularizado. Por cierto, no compartimos las declaraciones realizadas por Jesús Machín, alcalde de Tinajo, en Café de Periodistas, donde criticaba duramente al Consejo Regulador del Vino por no fijar un precio de venta de la uva en esta cosecha. Estamos en un mercado de libre competencia y no cabe esa imposición ni está entre las funciones del Consejo el colocar precios de la uva, más allá de que pueda hacer recomendaciones. Si tienen razón, por el contrario, aquellos que denuncian que algunas de las bodegas, grandes y pequeñas, no fijen un precio de antemano. Es decir, que el viticultor entrega su uva sin saber a cuánto la va a cobrar (y en algunos casos cuando la va a cobrar). Eso sí que es un abuso.

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