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Reunión para salvar el molino de José María Gil

El Ayuntamiento afirma estar buscando alternativas que permitan que continúe abierto

 

 

Lancelot Digital

 

El Ayuntamiento de San Bartolomé mantuvo una reunión con el propietario del molino de José María Gil, última molienda en activo en Lanzarote que cerró sus puertas el pasado mes de julio, para buscar alternativas que permitan que continúe abierto.

 

La alcaldesa, María Dolores Corujo, acompañada por el primer teniente alcalde y concejal de Comercio y Actividades Clasificadas, David Rocío y la concejal de Patrimonio, María Dolores Fernández, mostró la "enorme preocupación" por la pervivencia de este espacio en el encuentro mantenido con Esteban Gil, propietario del molino, que estuvo acompañado por su hermano, José María. A sus 87 años, reconoce estar "cansado" y "con cierta lástima que la maquinaria requiere de fuerza, precisión y mucho esfuerzo para sus manos".

 

La molina construida en 1870, y adquirida en 1919 por José María Gil, consta de una torre circular de piedra, barro y cal. El espacio interior se distribuye en tres pisos, uno bajo que servía de almacén, el segundo con la salida del gofio o harina y el superior donde se volcaba el grano. En 1920 la molina se cerró y sigue hasta hoy en desuso, sustituido el sistema de molienda por un motor de fuel-oil. Actualmente necesita una restauración profunda. La parte que se construyó posteriormente ha seguido funcionando y produciendo un gofio de gran calidad hasta hace bien poco.

 

El Ayuntamiento de San Bartolomé asegura que siempre ha tenido presente el valor patrimonial del conjunto y, en este sentido, apunta que lleva mucho tiempo tratando el tema con la familia, para que no se diera esta situación, presentando distintas propuestas, como podrían ser la rehabilitación del espacio entre distintas administraciones teniendo en cuenta que es un BIC la antigua molina y de enorme valor etnográfico “la forma de seguir manteniendo vivo el arte de hacer gofio, de la moliendo de los granos”. Se han barajado distintas opciones teniendo en cuenta el grado de protección de la edificación antigua. Entre ellas estarían las actuaciones sobre el molino y molina diferenciando los criterios de explotación, que podrían ser, explotados por una empresa, arrendandos o la posibilidad de comprar el conjunto de la propiedad.

 

El Ayuntamiento desea "que este inmueble de enorme valor patrimonial e histórico y el arte de hacer gofio tan arraigado a nuestra tradición gastronómica perviva más allá de sus actuales propietarios, conservando así nuestras tradiciones, su memoria y el duro trabajo de tantos años". Por ello "se han mantenido varias reuniones esperando concretar soluciones lo antes posible teniendo presente también que sin la ayuda del Cabildo y Gobierno de Canarias difícilmente se podrá ejecuta la restauración del inmueble", concluyen desde el Consistorio.

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