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Ladran

Érica Cerdeña

Un ministro, un diputado y una multinacional petrolera no me pusieron las cosas tan difíciles como me las ponen cada día algunos de nuestros representantes públicos.


Para quien no tenga ni idea de lo que hablo voy a exponer rápido el contexto. Durante el debate de las prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas próximas a Canarias, dos estudiantes de último curso de Periodismo viajaron cámara en mano hasta Madrid para elaborar un reportaje periodístico sobre el tema. La idea era realizar un trabajo informativo ante tantas informaciones sesgadas, al tiempo que innovábamos a la hora de ser los primeros en plantear un documental como Trabajo de Fin de Grado. Yo era una de esas estudiantes, obvio.


Si te digo que en cuestión de menos de 48 horas teníamos cerrada una entrevista con un alto representante de Repsol, otra con el ministro Soria, y otra con el entonces diputado Alberto Garzón, ¿me crees? Casi se me olvida, también hablamos en la capital con un ingeniero español que cuenta con una holgada trayectoria profesional en la extracción de petróleo en el continente africano.

 

Todos se jugaban mucho con cualquier declaración. Todos dijeron sí. Todos hablaron con dos 'mindundis' (si se quiere) . No se escondieron, y cada uno dijo lo que quiso a su favor, es verdad, pero nadie se escondió debajo de la alfombra.


Vuelvo a Canarias y cuál es mi sorpresa (y espanto) cuando en distintos medios de comunicación locales me pasa lo mismo. Es imposible cerrar una entrevista con tal concejal, con cual consejera, y todo por no hablar de presidentas y presidentes cabildicios, que bien se merecen un capítulo aparte. ¿Me pasa con los titulares de alcaldía? Sí, pero menos. Suelen ser más inteligentes a la hora de atender a los medios, al menos hasta que ascienden en la escala política.


Sinceramente, me es indiferente la relación que crean mantener con un medio u otro. Para que la ciudadanía lo sepa: todos hablan con todos, otra cosa es que den la cara.

 

Hace tiempo que superé las parafernalias que se montan entre sí, y me centro en exclusiva en hacer mi trabajo: las mejores preguntas que sé para obtener respuestas útiles. Lo que ocurre es que siempre hay un 'pero'.


"Sí, pero espera que lo comento con fulanito", "sí pero mejor la semana que viene", "sí pero después de la rueda de prensa", "sí, pero...". Esto pasa siempre que algún asunto más peliagudo de la cuenta sube a la cumbre de la actualidad y se coloca en el foco de la población. Ahí todos son prudentes, ahí todos leen muy bien los papeles, se asesoran, ...

 

Pero el resto del tiempo me pregunto '¿Qué hacen?'. Porque cuando las cosas están 'tranquilas' hablan y mucho. Algunos incluso ladran.

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